Un día, como otro
cualquiera, un hombre entre una multitud de gente, se levantó e hizo una broma,
y todos rieron como locos.
Al cabo de unos minutos, repitió la misma broma, y
menos gente rió.
De nuevo, al pasar unos pocos minutos más, la hizo de nuevo,
pero ya nadie rió.
Entonces, el hombre sonrió y
dijo:
No podéis reíros de la misma
broma una vez y otra, y otra y otra.
Pero entonces, ¿por qué continuáis
llorando por el mismo motivo tantas y tantas veces?
DESCONOCIDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario