Temía estar solo
hasta que…
…aprendí a quererme a
mi mismo.
Temía fracasar hasta
que…
…me di cuenta que,
únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente
opinara de mí, hasta que….
…me di cuenta que, de
todos modos opinarían de mi.
Temía me rechazaran,
hasta que…
…entendí que debía
tener fe en mi mismo.
Temía al dolor, hasta
que…
…aprendí que éste es
necesario para crecer.
Temía a la verdad,
hasta que…
…descubrí la fealdad
de las mentiras.
Temía a la muerte,
hasta que…
…aprendí que no es el
final sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta
que…
…me di cuenta que no
es otra cosa más que “IGNORANCIA”
Temía al ridículo,
hasta que…
…aprendí a reírme de
mi mismo.
Temía hacerme viejo,
hasta que…
…comprendí que ganaba
sabiduría día a día.
Temía al pasado,
hasta que….
…comprendí que no
podía herirme más.
Temía a la oscuridad,
hasta que…
…vi la belleza de la
luz de una estrella.
Temía al cambio,
hasta que…
…vi que aún la
mariposa más hermosa, necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras
vidas en cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer…
….. no olvidemos que
al final…
siempre hay algo más…
“No temas, porque yo
estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10
No hay comentarios:
Publicar un comentario